MIRADA DE LA ESTÉTICA CONTEMPORÁNEA II

El escultor chileno Mario Irarrázabal utiliza su obra como medio didáctico para trascender el lenguaje plástico y la condición humana de un artista contemporáneo.
II.- PRECEDENTES

En el Neoclásico hay un culto por la razón que se fomentará a través de las ciencias y las artes, provocando que el pueblo por primera vez quiera estructurar la organización política. Los pintores tratan de imitar a las esculturas, empieza a darse un gusto o admiración por la riqueza o legado artístico, se descubren ruinas antiguas y nace el concepto de museo. Hay un predominio de lo masculino y por el retrato político. La plasticidad muchas veces es artificiosa, pues hay una pretensión de idealización de las figuras. En la arquitectura se enfatiza el orden y el poder.
En el Romanticismo, va a aparecer de nuevo la mano del pintor del pathos (destino y tragedia); hay un apasionamiento influenciado por los celtas, que cultivarán el gusto por lo antiguo y lo exótico. La pintura buscará más que nada crear una atmósfera emocional, a partir de lo natural, con una sensación de pérdida, de abandono, de melancolía y muerte del hombre.
En el Art Nouveau primará lo floral geométrico, lo asimétrico, con una formulación muy decorativa e industrial, la línea se convierte en protagonista al contornear y asumir un carácter sinuoso tanto en la arquitectura como en la pintura, y hasta pueden llegar a desaparecer los fondos. Se experimenta con la cita y con la cotidianeidad, naciendo el cartel, el relato cómico y la gráfica publicitaria con colores simbólicos, con un tratamiento plano y relacionador, sus propósitos serán funcionales e industriales. Al mismo tiempo, ya aflora un expresionismo que asume una posición de dramatismo y autodestrucción, utilizando también el color plano y separado (pérdida de la razón), se repite la línea de contorno, provocando que las figuras se cierren más sobre sí mismo.
La academia es la institución que legitimiza el arte no sólo en cuanto a difusión, sino que en la educación y en el establecimiento de reglas y cánones que condicionan la función del arte


III.- VANGUARDIAS

A contar de mediados del siglo XIX se empiezan a palpar las grandes transformaciones sociales, en contextos como el industrial, la expansión de las ciudades, la aceleración de las comunicaciones y la producción, que fijarán las bases del futuro fenómeno de globalización. Ell plano artístico, en los comienzos de este período se rige todavía por una academia rígida y conservadora, que legitimiza y enjuicia al arte, pero hay intención de cambios desde afuera, a través de manifiestos, experimentaciones, movimientos artísticos y en general un juicio crítico, dentro de nuevos códigos estéticos.
En el Impresionismo se investiga mucho con la pintura al aire libre, tratándose de resolver la problemática cambiante de la luz, se intenta repetir la retina en el lienzo y se da una manera muy personal para interpretar la realidad. El color muchas veces es directo, las manchas independientes o rápidas se aplicarán directas en el fondo, la luz no permite la presencia del negro y del blanco (siempre estarán teñidos), no se trabaja con los valores, sino más que nada con los matices, se llegan a mezclas ópticas (las pinceladas se yuxtaponen con colores puros y lumínicos). Se destructuran las formas, se desarman las figuras, aparece la deformidad geométrica, se elimina la línea de contorno, hay preocupación en la dirección de las pinceladas y a veces los resultados parecen inacabados. Las temáticas se amplían, representándose espacios culturales y domésticos, juergas y vida nocturna, la soledad y los placeres, la velocidad de la vida moderna, lo melancólico y lugares exteriores, tanto urbanos como campestres. Se trabaja además con la técnica del pastel, lo que permite el color superpuesto y la rapidez de la representación, se tiende a repetir la pincelada de la tela. Aparece el puntillismo, destruyéndose el plano pictórico.
Los pintores por lo mismo, se vuelven contestatarios con la academia que insiste en mantener cánones agotados e inconsistentes, contrarios a la forma de experimentar con respecto a la captura, sobretodo del instante, tal desapego se produce sutilmente en algunos casos.
En el escenario post, aparece Cézanne como precursor del Arte Moderno, deconstruyendo la línea de perspectiva y el color, aplicando directamente y radicalmente la geometría de la forma (integra los sólidos platónicos), por ende se aleja considerablemente de la representación naturalista. Utiliza el color no natural, alcanzado mayor expresividad, sin embargo, conserva la línea de contorno. Por lo anterior, más su trabajo teórico, a Cézanne se le considera el precursor del Cubismo, pues representa los principios intelectuales de la pintura y llega a ser el pintor más abstracto hasta esos momentos, logrando una completa deformación en servicio de la expresión; a su vez, como varios condiscípulos, lo que piensa lo refleja en la pintura
Existió paralelamente una postura un tanto más “temperamental”, siendo Gauguin y Van Gogh sus principales exponentes, en cuanto a la fuerza del color y lo matérico, reflejo de la propia vida errante y desolada de los mismos, que los llevaron de vuelta a buscar las respuestas en la indómita naturaleza. Elementos como los colores y las formas primitivas; planos superpuestos como la composición pictórica oriental; exageración de la carga cromática de la luz y la relación cromática, forzando el color, dividiéndolo u ordenándolo. Van Gogh, al igual que Cézanne construye su obra en base a un marco teórico, transformándose sus cartas enviadas a Theo, constituyéndose en documentación valiosísima, pues se detallan los mismos proyectos y se justifica la aplicación de los conceptos a través de los tratamientos cromáticos. También esta última tendencia potenciará la puesta en escena de otro de los movimientos relevantes del siglo XX como lo fue el expresionismo.
Tomando distancia de la problemática social, Monet asume una posición individualista y contribuye a tales causes, buscando las respuestas en forma obsesiva en la misma esencia de la pintura, al investigar los estados evolutivos de la luz, la relatividad del color o la inconsistencia matérica en el “so pretexto” natural, desmantelando las escalas de la mirada con respecto a la proximidad extrema, llegando a encontrar la deformidad en la misma realidad.